Hola amig@s… esta historia comienza un poquito después del día de Reyes, aquel en que me convertí en “Rey”Como nuevo Rey empecé a pensar en como gobernar mi palacio, qué normas debía imponer a mis nuevos súbditos y todo eso que hacen los reyes.
Yo pensaba ser un rey benevolente y amable con mi pueblo pero también tenía que imponer respeto… todos tenían que saber que, aunque no tuviera mi corona puesta, yo seguía siendo el rey. Indagué que era lo que me faltaba para ser un rey completo…
Porte… no, mi colmillo era único e irrepetible, era un símbolo real como todos saben en el mundo animal.
Elegancia… tampoco, gracias a mi nuevo collar eso era impensable, a parte de que nadie camina con mayor elegancia que yo gracias a mi patita torcida Así que indagué en la red y entonces me di cuenta… los reyes, aparte de corona, tienen algo que les hace ser “reales”… un trono real, y yo tenía una simple camita de perrito de compañía.
Entonces hablé con mi papi, digo, con mi Ministro de Finanzas y Huesitos y le pregunté cómo podría conseguir un Trono Real.
Su respuesta fue rápida y seca…
-Con dinero, Majestad Yogui I
-¿Y cómo, un perrito como yo, aunque sea rey, puede conseguir dinero? -le pregunté
-Tiene ciertos activos que puede usted cambiar por ese dinero… siempre y cuando no quiera aumentar los impuestos a sus súbditos –me contestó mi ministro.
-¿Y cuales son esos activos, papi, digo ministro?
-Majestad… ¿puedo hablar sin problemas?
-Pues claro que sí… soy un rey magnánimo. Deseo que me obedezcan pero no que me mientan… hablad sin temor
-Sus huesitos de Doggie Noël. Podríamos intercambiarlos en el banco por lo que nos hace falta… pero quizás no tengamos suficiente con ellos y debamos “vender” algo más -remató de una forma que a mi me pareció algo sarcástica…
-Huesitos… gruñí yo aparentando no sentirme herido. Mejor no, busca otra cosa.
-Entonces… mi señor… solo queda vuestra hermosa corona.
Después de sopesarlo unos instantes y con gran dolor de mi corazón, aunque no de mi cabeza (la corona pesaba demasiado), ni de mi estómago (al que le encantan esos huesitos), decidí aceptar esa nueva proposición para conseguir el famoso dinero.
- De acuerdo, haz lo necesario para conseguir el dinero.
Después de unos minutos papi volvió muy contento y me pidió audiencia
-Entrad, ministro, enseñadme mi trono…
-Majestad, mirad lo que he conseguido… un lingote de Oro -dijo balbuceando.-¿Es eso acaso, mi trono? –le reproché bastante enfadado y mostrando mi amenazante colmillín
-No, majestad es algo que se puede cambiar por dinero para conseguir vuestro trono..
-¿y cómo le llamas a esa cosa amarilla?
-Es un lingote de “2 Gigas”que logré intercambiar con un jeque de Abú Dhabi. Él quería una corona para su reina y me pareció un intercambio justo.
-¿Pero es eso dinero? –ladré yo cada vez más enfadado mientras papi se mostraba cada vez más contento (y eso que no tiene cola que menear, pero reía)
-Ahora mismo me voy a comprar su trono majestad…
-Vale, pero que te acompañe mami, digo, la Sra. Ministra de Asuntos Internos y Fomento.
Y se ve que elegí bien a mis ministros porque ellos eligieron el mejor Trono Real que he visto hasta la fecha… no solo se integra perfectamente con mi pelaje natural. Sino que es elegante, cómodo y caliente… y sino me creéis vedlo con vuestros ojitos:
Seguro que vosotros también sois los Reyes de vuestras casas y que disfrutáis de tronos reales tan cómodos como el mío arf, arf, arf
Patitas y Feliz finde amig@s
Yogui