Praemium Princeps Canis (1ª parte)

Ya se que voy un poco retrasado, que durante el fin de semana no he escrito nada de nada, pero tiene una explicación, estuve ocupado ejerciendo mis funciones de anfitrión... Este fin de semana se celebró en Oviedo la entrega de los Premios Príncipe por la Fundación Príncipe de Asturias. Puede que no seáis monárquicos o puede que sí, pero eso no importa, el caso es que los premios nos llenan de orgullo a todos los asturianos, y espero que también al resto de los españoles, independientemente de quién los entrega (aunque el príncipe no pone ni un euro de su bolsillo, que lo tengáis claro).

Bien, el caso es que como representante del parque de Monte Cerrao, me creí en la obligación de estar presente en el recibimiento a los Príncipes. Por otra parte, y eso lo sabéis solo unos pocos, tengo algo de sangre "azul" por parte de la estirpe real de los Pekinés-Carlino, algún día os contaré como es eso. Así que me puse mi corona y tomé mi cetro real para acudir al evento.

Una vez que acabaron todos los actos protocolarios dejé todos esos artilugios a cargo de papi, que es como mi chambelán real, y me dediqué a pensar qué podíamos hacer, nosotros los perritos, por mejorar nuestro pequeño mundo.

Entonces se me ocurrió que yo bien podía hacer algo parecido a lo de los bipes, por lo que pensé que lo primero de todo era reunir a mis colegas del parque y, junto a ellos, organizar una fundación sin ánimos de lucro similar a la de ellos. Me había levantado temprano y, a pesar del incipiente sol, hacía frío. Aún nadie se había levantado. Me armé de paciencia y esperé. El primero en aparecer fue... Lucky, que se mostró dispuesto a ayudarme a organizar todo el asunto, que él se veía como secretario de la fundación perruna siempre que eso no le costase ningún "hueso", que él estaba "pelao" por culpa de la crisis financiero perruna que nos acosa... (para mí que tiene la caseta hipotecada).

Cuando llegó... Otto nos pusimos a pensar como conseguir los numerosos huesos que todo esto nos costaría, porque Otto también estaba escaso de fondos óseos, creo que los invirtió en un fondo de inversión ósea y le afectó lo de las hipotecas de las casetas subprime. Él se autonombró tesorero de la fundación.

Llegó... Astur que también se apuntó para ayudarnos a organizar el asunto, pero que igualmente declinó aportar ningún hueso para iniciar la constitución de la fundación... está pensando en su jubilación y no se fía de los bancos de huesos, sobre todo de los americanos.

Brown estaba serio. Había oído rumores de que alguien necesitaba sus huesitos para regalárselos a otros y no estaba dispuesto a quedarse sin uno solo de sus apetitosos huesos aunque fueran por una buena causa. La verdad es que estando a dieta como está no se para que necesita tantos huesos, pero como es muy joven se lo perdonamos.

La mañana acababa de pasar y parecía que no había avanzado nada en mi objetivo. Esperé pacientemente a la tarde para reunir más colegas y ver que posibles soluciones encontrábamos.

En el parque me encontré con... Teo, al que creía desaparecido desde antes del verano. Él tuvo no una sino varias ideas inteligentes, ya que no teníamos huesos y parecía que todos andábamos algo escasos de ellos, era mejor dedicarnos a pensar que posibles premios se podían entregar, y como formar los jurados y como elegir los candidatos y como... Estaba visto que tenía muchas ideas que aportar por lo que inmediatamente le nombré vicepresidente primero de la nueva fundación perruna, pero... -siempre hay algún pero- ¿Cómo se llamaría la fundación me preguntaba?.

Esperaba que Alana, que como todas las chicas siempre tienen buenas ideas, nos ayudara al menos en ese último punto. Nos propuso muchos nombres pero ninguno nos gustaba, sin embargo si tuvo una idea genial, se ofreció para organizar la entrega de los premios, que a ella le gusta mucho esto del protocolo perruno.

Entonces nuestra amiga Lola me dijo que ella se encargaría de las fotos, porque así no se tendría que esconder como hace siempre, ya que no le gusta salir en las fotos.

Ya estaba pensando que todo iba a ser un "pluf", que todo se iba a ir al traste cuando salió en mi ayuda... una preciosa niña. Me dijo que mi idea era muy buena y que no debía ceder al desaliento. Su cara tan risueña me hizo tomar nuevos ánimos y la invité a formar parte de la fundación, siempre hay que tener algún bipe que nos ayude a nuestro lado, y a que viniera a mi casa a dormir para poder seguir hablando con ella.

Entonces llegó... Otto que estaba dispuesto a comenzar a recaudar todos los huesos que pudiese encontrar, y a tomar nota de todo lo que ocurriese a partir de ese momento porque también se hacía cargo de la secretaría de la fundación ante la ausencia de Lucky.

Pero fue Rufo, un pequeño Cocker Spaniel, el que nos dio la solución del nombre... ¿Acaso solo hay príncipes entre los bipes?, nos comentó. Entonces me di cuenta que no solo se podía ser un príncipe por vía sanguínea, también se puede ser un príncipe por nuestras acciones, así que la fundación se llamaría Fundación Príncipes Caninos y los premios "Premios Príncipes Caninos". Ahora me parecía que al tener un nombre ya lo tenía todo hecho, estaba equivocado porque aún quedaban muchas cosas que hacer pero la alegría me embargaba y solté una buena risotada perruna cuando Tommy se quedó enredado con su correa y tuvieron que ayudarle a liberarse. Para acallarnos Tommy se ofreció a asaltar, gracias a su gran olfato, algún banco perruno ilegal y confiscar los huesos, que allí encontrásemos, para la fundación. Eso nos pareció una buena idea y comenzamos a relajarnos y a jugar entre nosotros.

Primero fueron Alana y Otto que comenzaron a jugar a ¿De quién es la piedra?. Aunque Otto es un verdadero galán no se dejó vencer.

Entonces, y por culpa de una chica, me secuestraron para que no me escapara con ella, no se creyeron que la estuviese convenciendo para ser parte de la fundación, como traductora perruna, y es que Brandy habla el tan usado inglés perruno, que para eso su bipe es de las islas.

Los "Toys" se quedaron tan asustados de lo serios que estaban nuestros bipes  que no osaron moverse. Yo, sin embargo, una vez liberado del secuestro me puse a jugar con Teo.

Teo estaba intentando dar un salto para escapar de mi, pero adivinando sus intenciones me agarré firmemente a su pata trasera. Reconozco que la postura es un poco ridícula, pero nos lo pasamos muy bien.

Otto seguía con su papel de Tesorero, pero a falta de huesos bien vale una piedra para enseñarnos la forma en que tenía pensado custodiar los huesos que acabasen en su poder.

Entonces nos dimos cuenta de que comenzaba a hacer un poquito de frío, era la hora de regresar a casa. Mañana sería otro día y seguiríamos pensando en los premios. Nos despedimos y me acordé de la niña que había invitado a casa... la dejé que me llevase la correa y lo hizo muy bien, os dejo unos vídeos para que lo comprobéis.

    Y a continuación el enlace al resto de las fotos y el álbum web para los que no usáis el explorer:

Con Teo y Elena

Y como ya es tarde la 2ª parte será para otro día,

Lametones para tod@s, Yogui