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viernes, 11 de enero de 2008

Se acabó

Hola de nuevo, ¿Como estais?

Ya ha pasado casi una semana y todavía estoy un poco aturdido por las emociones. Al final me recuperé bastante bien, un poquitín decepcionado -ya lo sabeis- pero con mucha ilusión por el nuevo año. Esta última semana el que estuvo un poco malito ha sido Carlos, que como yo, tuvo náuseas y vómitos durante una noche... y hubiera vuelto al cole al día siguiente pero también tenía fiebre. Yo quería quedarme con él para cuidarle pero papá le llevó con sus abuelos dejándome a mi solo, estuve intranquilo hasta que volvieron porque creía que le habían llevado a un sitio que llaman hospital y del que, al parecer, no todos vuelven... me entran escalofrios cada vez que me paro a pensar en la posibilidad de que Carlos se quedase en ese lugar y no volviese con nosotros. El caso es que ya ha pasado, Carlos está mejor y hoy a vuelto al cole... Todavía pienso en que mi regalo de Reyes tenía que haber sido ir al cole con Carlos, aún no comprendo por qué no ha sido así. Algún día espero que Baltasar me lo explique en persona.

Estos dias han sido algo confusos, aún no he visto a mis amigos de siempre pero al menos he jugado con algunos nuevos como una perrita llamada Cala, como mi prima, con la que creo que me voy a llevar muy bien. Papá no hizo ninguna foto de ella por lo que os la describiré un poquito: Blanca, con mucho pelo rizado y algo largo que le tapa hasta los ojos -me pregunto como verá- un pelín más alta y mucho más rápida que yo -la verdad es que no hace falta mucho para serlo-. También estuvimos jugando con mi querídísima amiga Lana, pero como es también mucho más rápida que yo opté por esperar a que ella diese la vuelta cada vez que se escapaba de mi. Como siempre me tenía como hacen en ciertas carreras, es decir, como un obstáculo que hay que saltar para ganar, y suerte que lo hace muy bien por que sino estaría rodando una y otra vez por el suelo.

En la fiesta del fin de año hay una costumbre que se me olvidó comentaros. Lo digo porque papá puso una foto en que, al revisarl,a me dí cuenta que si no os la comento os llevaría a engaño. En primer lugar deciros que justo cuando ellos creen que va a terminar un año y comenzar el siguiente se ponen todos en pie o sentados pero mirando a la televisión donde aparece un reloj con campanas y con doce uvas en sus manos. Entonces, al dar las doce -como en los cuentos de hadas- se ponen como locos a comer esas uvas... a razón de una uva por campanada. y justo cuando terminan de comerselas empiezan a gritar, a saltar , abrazarse y besarse como locos. Fue en ese momento en que me asusté y me escondí debajo de una silla. Imaginaros lo que me hubiera ocurrido si me hubiera quedado entre todos ellos con el jaleo que montaron... ahora sería yo el que estaría en un hospital para perritos. Como os imaginais la foto es la que pone "escondido", yo que soy mas valiente que el Guerra -algún día tendré que investigar quién era ese tal Guerra que dió nombre a una expresión-.

También tengo muchas otras cosas en el tintero pero lo dejo para el fin de semana, que ya está cerquita, y a lo mejor me pasan muchas otras nuevas y emocionantes cosas que contaros.
Morreitos de Yogui.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Yogui I:
Nuestro queridísimo Aliatar, que te aprecia mucho, nos ha advertido de tus dudas y quejas por las pasadas fiestas. Nos ha enseñado tu blog, y después de leer lo que has escrito en estos últimos días nos hemos decidido a contestarte porque nuestro deseo es que nos sigas queriendo.
Verás, en estos días pasados tan especiales para todos nosotros, nuestra ilusión y deseo es que todos los niños, incluidos los cachorritos como tú, sean felices. Para ello les concedemos casi todo lo que nos piden. En tu caso, por muy magos que seamos, tu deseo era imposible de cumplir por lo que, en compensación, decidimos dejarte unos huesitos para que disfrutases con ellos. Por otra parte, no es necesariamente, como tu ya sabrás, el número de los regalos lo que nos hace que seamos mejores o peores. Hay niños y cachorritos por ahí que jamás nos han pedido nada, y sin embargo, si han tenido su regalito. Además, deberías pensar en tus amigos -y por supuesto los nuestros- los camellos. Los pobres son ya muy mayores y el excesivo peso en sus maltrechas jorobas, aunque sea por un día, les causa muchas molestias. Podríamos cambiarlos por otros más jóvenes y fuertes, pero nos han acompañado durante tanto tiempo, les tenemos tanto cariño, y se les ve tan contentos por llevar los regalos de los niños que tanto les quieren que no nos atrevemos a desilusionarlos en esos días tan especiales.
También querría recordarte que mis amigos Melchor y Gaspar son tan buenos como yo, de echo creo que mas, aunque yo sea el mas vistoso. no les desilusiones y quiéreles tanto como me aprecias a mi.

Desde un lejano lugar del Africa Oriental tuyo afectísimo Su Majestad El Rey Mago Baltasar

Pd: Sigue siendo tan bueno como hasta ahora y prometo que el próximo año será especial. Besos de Baltasar

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